lunes, 31 de agosto de 2015

William Wallace

                 
William Wallace es uno de los personajes más idolatrados por el pueblo escocés. Sin duda jugó un papel importante durante las primeras guerras de la independencia en Escocia, liderando las revueltas contra los ingleses, en sus inicios. Pero, ¿es realmente cierto todo lo que se cuenta de él? ¿Fue tal y como nos lo muestran en la película de Braveheart?. 



William Wallace nació en Elderslie en 1270 en el seno de una familia noble de ascendencia galesa, (su apellido significaba galés o extranjero). Fue el segundo hijo de Malcolm Wallace, un noble terrateniente con varias propiedades y rentas, pero venido a menos. Al no ser William el hijo mayor no le correspondía en herencia tierra alguna, como a muchos de su época, por lo que fue orientado al clero. Estudió en una abadía de Stirling bajo la tutela de su tío paterno, que formaba parte del clero. Allí recibió la formación clásica y aprendió cuatro idiomas: gaélico, inglés, latín y francés. Como veís, nada que ver con la película pues Wallace, aunque hablase esos idiomas, nunca estuvo en Roma ni en Francia. Ni mucho menos era un campesino, ni su tío era un experto militar.

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Escudo del Clan Wallace. Lema. "Por la libertad"
Completada su formación y de vuelta a su pueblo natal, es posible que el joven Wallace se dejase llevar por la moda de la época, el ideal de las cruzadas. La nobleza en la lucha estaba en auge y además confería a los nobles la posibilidad de hacerse un nombre y mejorar su posición. Por este motivo se cree que Wallace pudo haberse alistado como mercenario en las tropas inglesas que tomaron parte en la conquista de Gales, probablemente como arquero, tal y como figura en su escudo de armas. Como podemos ver, siguen apareciendo cosas que no salen en la película.

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Restos del Castillo de Craigie, sede histórica del Clan Wallace desde 1371
En 1286, muere Alejandro III, el rey de Escocia y se nombra heredera del trono a su nieta Margarita. Eduardo I de Inglaterra, que quería anexionar Escocia a su reino tal y como acababa de hacer con Gales, quería casarla a toda costa con su hijo (no con la princesa de Francia que figura en la película). Sin embargo, Margarita, se empezó a sentir mal en el viaje a Escocia y murió en 1290 en las Islas Orcadas. La situación, ya de por sí tensa, empeoró al reclamar el trono para sí varios nobles, con muchos clanes enfrentados entre sí de trasfondo. Y cuando se mascaba la guerra civil, a los nobles se les ocurrió la idea de llamar a Eduardo I de Inglaterra para que mediase en el conflicto. Antes de tomar partida en el problema, Eduardo I exigió que todas las partes implicadas le reconociesen el título de Señor Supremo de Escocia. Sin quererlo, acababan de meter a la zorra en el gallinero. El juicio se celebró y tras él fueron reconocidos los derechos de John Baliol al trono de Escocia, el más débil de los pretendientes. 

Monumento a William Wallace en su localidad natal, Elderslie
Con todo el terreno bien preparado, en 1296 Eduardo I se adentra en Escocia y derrota en la batalla de Dumbar a las tropas escocesas del rey John Baliol, al que obliga a abdicar. Había empezado la primera guerra de la independencia escocesa. Los saqueos del ejercito inglés a las aldeas escocesas fronterizas era constante, incluso antes de la guerra, y es muy posible que en uno de ellos, sobre 1291, los ingleses maten a Malcolm Wallace, el padre de William, cuando atacan sus tierras de Ayrshire.


Monumento a William Wallace en Aberdeen

Unos años más tarde, en 1296 William Wallace y un grupo de seguidores, se presentan en sociedad atacando el destacamento inglés en la villa de Ayr, causando un importante número de bajas a los ingleses. Es apresado y logra fugarse de la prisión y, desde este momento, su leyenda empieza a forjarse como el caudillo de la independencia escocesa. Comienza a reclutar adeptos a su causa, los entrena y en 1297 mata al responsable del asesinato de su padre, convirtiéndose en prófugo de la justica inglesa...y escocesa.

El eco de su hazaña hace que otros nobles, como los Douglas, se unan a su causa. El pulso al ejercito inglés no cesa y la siguiente ciudad en caer es Scone, población donde se coronan los reyes de Escocia. La rebelión contra los ingleses es secundada por otros nobles escoceses, como Andrew Murray (Moray) en las Highlands y otros clanes como los McDonald y los McGregor, en el oeste. 

Espada de William Wallace. 1,68 cm y 2,7 kg de peso
Sin embargo la rebelión se echa a perder ese mismo año cuando la mayoría de los nobles escoceses se rinden a Eduardo I en Irvine. No es el caso de William Wallace o Andrew Murray, quienes siguen haciendo la guerra por su cuenta y obligan al rey inglés a enviar nuevos contingentes de tropas a Escocia. Wallace toma como base para sus incursiones el bosque de Ettrik, desde donde ataca Ancrum, muy cerca de la frontera con Inglaterra. Posteriormente asedia Dundee, en donde conoce y une sus fuerzas con Andrew Murray, el caudillo del norte.

Puente de Stirling, en donde Wallace derrotó al ejercito inglés contra todo pronóstico
Juntos, y comandados militarmente por Wallace, deciden ir a asediar el castillo de Stirling, un enclave estratégico en el mapa de Escocia, y ahora en manos inglesas. Eduardo I, con parte importante de su ejercito luchando en Francia, negocia con los nobles escoceses en un intento de aislar a Wallace, dejarlo sin apoyos, y acabar de una vez por todas con él. Además, envía un poderoso ejercito formado por mas de 10.000 infantes y 3.000 caballeros a la búsqueda de los rebeldes escoceses. El punto de encuentro de ambos ejércitos es el puente de Stirling, lugar estratégico pues se consideraba el paso del sur al norte de Escocia. 



Wallace, con un ejercito infinitamente inferior en número, preparación y equipación, planteó una táctica magistral en el campo de batalla. A sabiendas de que el puente era el único punto de paso para sortear el río evitó en todo momento una batalla a campo abierto, donde sabía que no tenía ninguna oportunidad. Así, colocó a todo su ejercito a un lado del río, obligando al ejercito inglés a cruzar el puente para llegar hasta ellos. El puente, muy estrecho, permitía pasar únicamente a tres hombres muy pegados entre sí o a un caballero a lo sumo. Era lo que se dice un embudo. Mientras los ingleses cruzaban el río los escoceses, para compensar su inferioridad, los contenían y mataban al otro lado con la ventaja de saber que la llegada de soldados ingleses era a cuentagotas. El punto álgido de la batalla llegó cuando la caballería inglesa intentaba cruzar el puente, momento en el que un capitán de Wallace realizó una carga brutal, lo que propició el retroceso de muchos soldados de infantería que, ante la imposibilidad de hacerlo, comenzaron a empujarse, colapsaron el puente y éste terminó por partir, cayendo muchos soldados y caballeros al río donde morían ahogados. Según cuenta una crónica de la época, Wallace se hizo un cinturón para la espada con la piel que le arrancó al Tesorero de Eduardo I, muerto en la batalla.

Monumento Nacional a William Wallace (Striling)
Después de la batalla, tanto Wallace como Murray, fueron condecorados por toda la nobleza como Guardianes de Escocia, aunque éste último murió de las heridas producidas durante la batalla de Stirling. Incluso el pretendiente a la corona Robert the Bruce, le nombró Lord Protector de Escocia. Inevitablemente, las relaciones entre Escocia e Inglaterra empeoraron mucho mas tras esta derrota. Pero Wallace, aprovechando el efecto de la reciente victoria, cruzó la frontera y se dedicó a asaltar poblaciones del norte de Inglaterra entre Northumberland y Cumberland, llegando a tomar Newcastle upon Tyne. Tras esta campaña Wallace es nuevamente gratificado, ahora es nombrado caballero.

Estatua de William Wallace en su Monumento Nacional
En 1298 Eduardo I, alarmado por la derrota en Stirling, comienza a tomarse a Wallace en serio y firma un tratado de paz con Francia. Retira sus ejercitos estacionados allí, traslada su capital temporalmente a York y ordena una nueva invasión de Escocia, esta vez a mayor escala. Convoca a los nobles escoceses para que le juren lealtad pero esta vez no aparece ninguno. Parte con un contingente de 26.000 soldados, incluidos mercenarios gascones y arqueros galeses. Entra en Escocia arrasando la región de Lothian y recupera el control de varios castillos en poder de los rebeldes escoceses pero no logra que Wallace le presente combate. Los escoceses se ocultan empleando una sabia táctica de tierra quemada, sabiamente planteada por Wallace, ahora con total apoyo por ser Guardián de Escocia. Ante la escasez de provisiones y dinero, el ejercito inglés tiene que retirarse porque comienzan los motines, especialmente de la infantería galesa. Y cuando están a punto de regresar a Edimburgo a por provisiones, Eduardo I recibe información de la posición de Wallace gracias a unos espías y moviliza rápidamente a todo su ejercito para la batalla que tanto tiempo llevaba esperando.



Una vez sorprendidos por los ingleses, Wallace adoptó una posición en cuatro círculos con picas en su zona externa, lo que se conoce como schiltrons. La caballería escocesa quedaba por detrás a la espera de una orden. Los ingleses empezaron con una carga de la caballería que fue anulada por las enormes picas que llevaban los escoceses. El estruendo del avance de la caballería inglesa era tal, que la escocesa se asustó y abandonó el campo de batalla dejando tirados a sus compatriotas, hecho que decantaría la batalla. Al no responder la caballería escocesa a este ataque, y con su caballería pesada enzarzada en los schiltrons escoceses, los ingleses sacaron a sus arqueros galeses, de tiro muy largo, y masacraron al ejercito escocés sin mucha dificultad. No obstante, Wallace y escasos soldados escoceses lograron salvarse de aquel infierno de flechas.

Polémica estatua de William Wallace de Tom Church
Después de esta derrota, William Wallace desaparece durante un periodo de siete años. Al parecer, dejó de confiar en la aristocracia escocesa y buscó apoyo en los reyes de Noruega, Francia e incluso al Papa Bonifacio VIII, aunque sin éxito. Mientras tanto los ingleses atacan y controlan el norte y el noreste de Escocia, en donde sólo resisten los Bruce

En 1304 los ingleses recuperan el castillo de Stirling y los nobles escoceses, temerosos, rápidamente apremian a Eduardo I para rendirle pleitesía. Sin emabrgo Eduardo I no quiere saber nada hasta que no le entreguen a Wallace. Y ya se sabe, si el problema es Wallace, no tardará en aparecer el traidor de turno. Los ingleses son conducidos hasta Glasgow, en donde Wallace es traicionado mientras organizaba una nueva revuelta.


Su juicio fue una mera pantomima ya que estaba condenado a muerte de antemano bajo la acusación de alta traición al rey. Su ejecución fue una auténtica tortura: arrastrado hasta el cadalso, parcialmente ahorcado, emasculado, eviscerado y finalmente decapitado. Sus extremidades fueron enviadas a varias partes del reino (Aberdeen, Perth, Newcastle upon Tyne y Berwik upon Tweed) y su cabeza colgada en una pica del Puente de Londres, para servir de advertencia a futuros caudillos. 


Abadía de Melrose, en donde reposa el corazón del verdadero Braveheart, Robert the Bruce
Ahora bien, ¿fue realmente William Wallace conocido como Braveheart? La respuesta es no. Paradójicamente fue Robert the Bruce, el que en la película no salía tan bien parado. Se le llamó así porque, en su lecho de muerte, ordenó a Douglas que tras morir le arrancase su corazón y lo llevase a Tierra Santa. Éste llegó a España, se encontró con la batalla contra las tropas musulmanas y antes de morir en el fragor de la batalla dijo "adelante corazón valiente, yo te seguiré o moriré". Los restos de ambos fueron enviados a Escocia, en donde reposan en la abadía de Melrose.

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